Empezamos el día a las 8:30 en Tallin, desayunamos en el apartamento y Julia nos esperaba para llevarnos a la estación de bus. Tocaba visitar Pärnu, de camino a Riga. Tomamos un bus con Lux Express, una compañía con buses muy cómodos, con pantalla con películas, juegos, música… Todo lujo de detalles por solo 2€!!

A las 11:30 llegamos a Pärnu, una ciudad pequeña de costa considerada como la ciudad de verano de los estonios. Nuestro apartamento, o en este caso, estudio, ya que sólo tenía habitación con baño y ducha, estaba en la calle principal del casco antiguo, la calle Rüütli. En la calle, aunque hacía muy buen tiempo, no había apenas gente. Y es que, para los locales, hasta el día 1 de junio no empieza oficialmente el verano y es cuando se empieza a llenar la ciudad. Por suerte o por desgracia, nosotros llegamos un día antes y estaba todo muy tranquilo.

Habíamos quedado con el dueño del estudio a las 12, pero un poquito antes ya estaba por allí. Así que dejamos nuestras cosas, nos pusimos ropa fresca y a visitar la pequeña ciudad de Pärnu. Para ello, primero fuímos al punto de información turística que estaba a dos calles de nuestro estudio (en la calle Uut 4) para coger unos mapas y preguntar qué podríamos visitar, ya que sabíamos bien poco de esta ciudad. Entre los locales se conoce mucho por ser la capital de verano de Estonia y por ser un centro de bienestar y balnearios desde hace siglos, pero internacionalmente se conoce mucho menos.

Antes de visitar la ciudad, decidimos ir a comer alguna cosa, y como habíamos visto en un famoso portal de opiniones, que el Pizzorestoran Steffani estaba muy bien, decidimos quedarnos allí. Las pizzas tenían muy buena pinta, y aunque también ofrecen otros platos, decidimos decantarnos por pizzas. Ofrecen dos tipos: la típica de masa fina que todos conocemos, y otra hecha en una especie de sartén gruesa, las «Pan Pizza». Las pizzas muy buenas, recomendables, pero el servicio no nos gustó demasiado. Poco atentos, tardaron bastante en traer las pizzas (creemos que porque se quedaron sin masa..) y además, trajeron una pizza equivocada.

Tras comer, continuamos por la calle principal hasta el final del casco antiguo para empezar nuestro recorrido visitando la iglesia de …, Le dimos la vuelta y miramos de entrar pero las puertas estaban cerradas.

Paseamos por el parque Koidula, donde se encuentra la estatua de Lydia Koidula, famosa poetisa y publicista local, autora del primer ensayo en estonio.

Enlazando con este parque, se encuentra el Parque Munamäe, desde el cual se llega hasta la Puerta de Tallin, una antigua puerta por donde se entraba si se venía del puerto. De hecho, allí empieza un canal que lleva hasta al mar, creado antiguamente para defenderse mejor.

Continuamos a lo largo del canal hasta llegar al puente que vuelve hacia el centro de la ciudad, y de nuevo por la calle Rüütli, volvimos al apartamento a descansar un poco.

Ya sólo nos faltaba ver sus playas, que es por lo que se suele visitar esta ciudad. Aprovechando que el Sol se pone tarde en estas fechas, decidimos ir un poquito tarde para evitar el fuerte Sol y disfrutar más del paseo por la playa. Desde el centro se llega en 15 minutos andando por las calles Püvahaimu y Supeluse hasta llegar a Mudaravila, un edificio de 1927, antiguo balneario con baños de barro que actualmente es un hotel de 4 estrellas.

El agua del mar Báltico es helada, por eso no quisimos bañarnos, pero no nos pudimos resistir a poner los pies en el agua, así que paseamos un rato por la orilla de la playa viendo familias con niños bañándose y jugar. Para ellos, esta temperatura (24 grados) en Junio es inusualmente alta, por lo que se podía ver su felicidad y ganas de disfrutar de playa.

Al final, al dar la vuelta, descubrimos lo más divertido de Pärnu. Una especie de balancín en el que dos personas se impulsan saltando hasta llegar seguramente hasta casi los 2 metros (dependiendo la fuerza). Lo vimos a lo largo de toda la playa. Así como también había muchos cambiadores públicos y bancos para secarte y cambiarte después del día de playa.

Volvimos al apartamento paseando por Rannapark  e hicimos un merienda en el MUM Cafe con un pastel de queso, helado de vainilla y un cóctel de melón. Todo exquisito. Ya sólo nos quedaba descansar en el apartamento para al día siguiente tomar otro bus camino de Riga.

 

Bajo nuestro punto de vista, Pärnu es perfecto para descansar entre visitas de Tallin y Riga, y así también partir en dos el viaje en coche o bus de una ciudad a la otra. Encontramos la ciudad muy tranquila (en julio y agosto seguro que es otra cosa) y la recomendamos también para no ver lo típico de estos países y ver el paisaje de playa de Estonia.