Pisa
Nuestros próximos destinos italianos fueron Pisa y Florencia (Firenze). Decidimos aprovechar una de las veces en que íbamos de Barcelona a Italia en coche para descubrir ciudades diferentes cada vez. Paramos en Génova para dormir después de un día en coche, y a la mañana siguiente conducimos de Génova a Pisa y llegamos después de unas dos horas. Al tener solo tres días, decidimos parar en Pisa poco rato, tiempo de ver la famosa torre inclinada y poco más, para centrarnos mas en Florencia, ciudad que ofrece muchísimos sitios por visitar.
Ir en coche nos fue muy cómodo porque de la autopista llegamos fácilmente al centro de la ciudad en unos 10 minutos y aparcamos el coche en un aparcamiento muy cerca de la Piazza del Duomo, donde se encuentra la Torre de Pisa. Además tuvimos suerte porque al ser domingo, los aparcamientos eran gratis. Aparcamos el coche en Via di Piave Trav A, justo al lado del Estadio de Fútbol, y seguimos por Via Piave hasta Via Contessa Matilde en que giramos a la derecha para entrar en la muralla de la ciudad por Via San Ranierino. Al final de la calle, a la derecha ya se ve la plaza donde está la Torre de Pisa.
La Torre de Pisa está en la Piazza del Duomo, comúnmente conocida como la Piazza dei Miracoli (Plaza de los Milagros), junto a otros edificios de interés: la Catedral de Pisa, el Baptisterio de San Giovanni, el «Camposanto» (Cementerio) y una réplica de la estatua de Luperca (lupa capitolina), la loba que según la mitología romana amamantó a Rómulo y Remo.
Dimos un vistazo a los precios de las entradas y ya que como mínimo eran 10€ por visita (por ejemplo la entrada a la Torre de Pisa valía 18€) decidimos visitar sólo el interior de la Catedral, que era la única entrada gratuita, y limitarnos a mirar del exterior la torre y hacer las típicas fotos sujetando la Torre.
La verdad es que la Torre nos impresionó mucho ya que, como se puede ver, se nota mucho que esta inclinada hacia la derecha y también de cerca se nota mucho como esté mas abajo una parte de la torre. Una construcción que vale la pena ver una vez en la vida.
Quizás con más tiempo habríamos entrado (y si fuera más económico), pero queríamos seguir hasta Florencia. Así que, nos quedamos en Pisa una hora o poco más para mirar con calma la Torre y seguir con nuestra ruta. Comimos una pizza de camino al coche en una pequeña pizzeria, «Al Solito Posto». En principio es sólo para llevar, pero como tenía dos mesitas, nos quedamos allí. Servicio rápido, pizza buena y barata.