Ciudad del Vaticano
Como seguramente todos sabéis, la Ciudad del Vaticano o simplemente, El Vaticano, es un microestado enclavado en la ciudad de Roma, por lo cual, sólo se puede llegar a él por tierra.
Nosotros tomamos un vuelo a primera hora de la mañana de Barcelona a Fiumicino para pasar 4 días en Roma y El Vaticano, dedicando el primer día exclusivamente al microestado. Así, del aeropuerto tomamos el tren rápido, el Leonardo Express, para llegar antes a Roma y aprovechar al máximo el día.
Para nuestra estancia de 3 noches elegimos el Hotel Tito***, un hotel pequeño y moderno que está justo al lado de la principal estación de tren y bus de Roma, Termini, así que sólo llegar allí, fuimos al hotel, dejamos las maletas y fuimos en metro hasta Ottaviano para en 10 minutos a pie llegar a El Vaticano.
Lo primero que hicimos al llegar fue ir a una esquina de la Piazza San Pietro para canjear la Omnia Card que habíamos comprado por Internet tras leer varias recomendaciones. Esta tarjeta te permite entrar gratuitamente y sin colas a la Basílica de San Pietro y los Museos Vaticanos, incluye el bus turístico Roma Cristiana por 72 horas e incluye la Roma Pass (transporte público por 72 horas, 2 museos gratuitos y el resto con descuento). Es muy recomendable, sobretodo por el ahorro de tiempo en las colas, pero el bus turístico nos decepcionó bastante porque no funcionaban muchas tomas de auriculares y apenas había narración (a parte de no funcionar el wifi en un bus).
Tras canjear las Omnia Card y una larga explicación, finalmente fuimos ya a ver la Basílica de San Pedro. Entramos por el lado derecho de la Basílica, ahorrándonos la larga cola gracias a la Omnia Card. Una vez dentro, empezamos nuestra audio guía que dura una hora y media aproximadamente, aunque nosotros no la escuchamos entera. Avisamos que esta audio guía funciona con una app de móvil y hay que llevar los propios auriculares (no muy cómoda…).
Estuvimos casi 2 horas en la Basílica admirando las pinturas, estatuas y decoraciones. Además, también hay la opción de subir a la cúpula, pero por esta vez nosotros la obviamos. Ni siquiera sabemos cuanto cuesta.
Tras la Basílica buscamos un sitio para comer no muy lejano, y vimos que en la misma esquina de la Piazza San Pietro hay un bar y fuimos a ver qué tal. Pensábamos que por estar en la plaza sería muy caro, pero tenían varios menús pensados para turistas que consistían en un bocadillo o pizza con patatas y bebida por 7€, por lo que tomamos uno cada uno y nos sentamos en un banco con el Sol de cara para calentarnos mientras comíamos.
A las 14h teníamos que estar en la puerta de la oficina de turismo para la visita a los Museos Vaticanos, así que después de comer fuimos allí a esperar. Tras andar unos 15 minutos bordeando un muro, llegamos a la puerta de los Museos.
Los Museos Vaticanos son unas galerías que recogen las obras de la colección de la Iglesia Católica en diferentes edificios y jardines, y que acaba con la famosa Capilla Sistina. Allí también estuvimos casi unas 2 horas y a parte de la impresionante Capilla Sistina, lo que más nos gustó fue la Galería de los Tapices y la Galería de los Mapas. Éstas se comunican en un largo pasadizo que exponen en ambos lados tapices flamencos y mapas históricos de las regiones italianas.
Al salir, ya caminamos hacia Castel Sant’Angelo para abandonar la Ciudad del Vaticano y empezar nuestra visita a Roma.