Llegamos muy pronto a Palma con un vuelo de Vueling desde Barcelona (42€ ida y vuelta). Tras llegar fuimos a esperar al chico de OK Rent a Car para ir a su oficina a recoger el coche. No estábamos muy seguros si también coger el seguro pero por si a caso decidimos añadirlo para estar más tranquilos. Nos dieron un Fiat 500 para los cuatro días en la isla y nos resultó muy cómodo y fácil de conducir. Realmente no tenemos nada que reprochar a la compañía ya que todo fue perfecto con el coche y sus servicios.

Tomamos el coche y fuimos a ver si podíamos hacer el check-in en nuestro hotel. Escogimos el Hotel Torre Azul, situado en Arenal. No es la mejor zona, seguramente, pero estaba bien situado cerca de la autopista y con restaurantes, tiendas y el paseo marítimo cerca. Por suerte la habitación estaba lista, aunque nos dijeron que tenían un cupo de habitaciones con cama de matrimonio y que se había acabado, así que tuvimos que conformarnos con dos camas juntas aunque en una habitación superior con vistas al mar (a lo lejos…).

Dejamos nuestras cosas y nos preparamos para ir a nuestra primera playa. Habíamos leído algunas calas o playas no muy lejanas que estaban bien, y nuestra primera elección fue Ses Covetes.

Llegamos a la playa en una media hora y allí se tiene que aparcar al lado de la carretera en zona azul (aunque al volver vimos que hay un parking de tierra, que antes estaba cerrado pero creemos que es gratuito).

La playa, aunque en la orilla estaba un poco sucia de algas, es muy bonita. Una larga línea de arena fina que se junta con Es Trenc y con muchas tumbonas y parasoles. De hecho, el Sol picaba mucho y pensamos en alquilar dos tumbonas con el parasol, pero el precio es de 19€, y como sólo pensábamos estar un par de horas, no valía la pena.

Así pues, como no soportábamos el calor y ya era hora de comer, decidimos hacer un par de fotos, fuimos a un restaurante cercano a comer una paella y ya después de comer fuimos a otra playa con más sombra a pasar la tarde.

Decidimos ir un poco más al sur, a Colonia Sant Jordi, que está a unos 20 minutos. La idea era ir a la playa d’Es Dolç que está a un corto paseo del puerto, pero al llegar vimos que había otra pequeña playa, la d’Es Port que era muy tranquila e incluso tenía unos pinos en la parte de arriba que en caso de mucho calor podíamos ir allí a tumbarnos.

Estuvimos tranquilamente tumbados en esta playita bastante rato, nos bañamos un rato y ya más tarde, como habíamos pensado, el calor se hizo insoportable así que fuímos a tumbarnos bajo los pinos. Teníamos un parasol que habíamos comprado, pero hacía mucho viento así que apenas pudimos usarlo.

Sobre las 18h volvimos ya hacia el hotel para mirar de aprovechar un rato la piscina, que cerraba a las 20h. Tras la piscina, fuimos a ducharnos y salimos a cenar. Dimos un paseo por la zona y al final nos decantamos por un restaurante que está justo al lado del hotel, el Jardín Torrero, que sería nuestro restaurante de cenas para los próximos días.