Verona, ciudad famosa por la novela de Shakespeare “Romeo y Julieta”, nos quedaba a una hora de dónde nos alojábamos, Bassano del Grappa, así que decidimos aprovechar y hacer una escapada de un día al centro histórico de esta ciudad véneta.

Decidimos ir en coche porque era el medio de transporte mas rápido y cómodo. Además en Verona, hay mucho aparcamiento, tanto de pago como libre, fuera de la muralla del centro de Verona.

Después de dar unas vueltas, conseguimos encontrar un aparcamiento libre a 5 minutos a pie del centro de la ciudad.

Nuestra intención era de tomar el bus turístico pero nos dimos cuenta que no valía la pena, ya que el bus sale a cada hora y era complicado hacer las dos líneas en un solo día. Por eso, decidimos explorar el centro de Verona a pie., y la verdad es que creemos que fue  una buena decisión ya que para cruzar el centro histórico andando sólo se tarda una media hora.

Verona es una ciudad que está toda amurallada. Nosotros dejamos el coche fuera de las murallas y fuimos andando hasta el Castelvecchio (Castillo viejo) de 1355, y donde se encuentra uno de los museos más importantes de Verona, el Museo del Castelvecchio.

De camino hacia el centro dejamos a la derecha la estatua de Cavour, político del s. XIX. y continuamos hasta el puente, desde el cual se ve el río Adige y parte de la ciudad y colinas que rodean Verona.

Tras cruzar el puente para ver las vistas de ambos lados, retomamos nuestro paseo hasta la Piazza dell’Arena, donde se encuentra la famosa Arena di Verona., pero antes de entrar a visitarla decidimos ir a comer. No buscabamos nada muy turístico en plena plaza, así que buscamos por las callecitas alrededor de la plaza y econtramos un pequeño restaurante de comida casera, Il Punto Rosa.

El restaurante tenía unas mesas pequeñas en la acera de una callecita muy estrecha y poco transitada, donde se podía apreciar un poco de aire fresco en un día caluroso. Comimos un plato de pasta a la boloñesa y un plato de carne, nada espectacular pero suficiente.

Tras comer, entonces sí que nos dirigimos a ver la Arena di Verona, un anfiteatro romano parecido al Coliseo de Roma,  y en la cual actualmente se suelen celebrar conciertos, obras teatrales y espectáculos varios. De hecho, cuando entramos al anfiteatro estaban haciendo las pruebas de sonido para el concierto de David Gilmour, el guitarrista de Pink Floyd.

Tuvimos suerte porque el horario de apertura ese día era diferente ya que por la noche había el concierto. (normalmente abre de martes a domingo de 8:30 a 19:30, y los lunes a partir de las 13:30h.). El consejo que damos es de controlar el horario antes de ir a visitar la Arena porque hay espectáculos muy a menudo y esto puede alterar los horarios de visita.

A parte del calor que hacía, la Arena nos gustó mucho. Pudimos dar una vuelta por la muralla interior, entrar en el anfiteatro, subir los escalones hasta el punto más alto y además, escuchar las pruebas de sonido para el concierto. La entrada para visitarla nos costó 7,50€ y merece la pena, sobretodo si os interesa la historia y los monumentos romanos.

Una vez vista la Arena, empezamos nuestro camino Shakespeariano por el centro de Verona. Primero fuímos a ver la tumba de Julieta, porque estaba cerca de la Arena pero a la vez alejada del centro histórico, a las afueras de la muralla. La tumba actualmente está en el interior de un museo, el Museo degli Affreschi «G.B. Cavalcaselle», un museo con frescos de la Edad Media y esculturas romanas.

Compramos un combo que incluía la entrada al museo con la tumba de Julieta y la entrada a la casa de los Capuleti (7€), donde se encuentra el famoso balcón de Julieta y su estatua. La casa-museo de los Capuleti es interesante, hay unos libros con la historia de las familias protagonistas de la tragedia “Romeo y Julieta” y una reproducción de la habitación de Julieta con vestidos de la época.

Como todo sitio turístico, estaba abarrotado de gente y fue un poco agobiante. La mayoría estaban alrededor de la estatua de Julieta para hacerse la foto, ya que se dice que tocar el pecho de  Julieta trae buena suerte. Y para no ser menos, nosotros también nos hicimos la foto!

Tras ver, seguramente, lo más importante o famoso de Verona, decidimos volver hacia el coche callejeando por el centro de la ciudad, cruzando calles pequeñas, plazas históricas e iglesias. Así pasamos por la Torre dei Lamberti, una torre medieval del s. XII que se puede visitar y desde la cual se puede disfrutar de unas vistas panorámicas de la ciudad; la Piazza delle Erbe (Plaza de las Hierbas), la plaza más antigua de la ciudad con la fuente de «Madonna Veronese» fechada en el 380 d.C. y que actualmente sirve como zona de mercado; el Palazzo della Ragione (Palacio de la Razón); la Basilica di Sant’Anastasia (Iglesia de Santa Anastasia) del s. XV; y el Duomo di Verona (Catedral de Verona), construido en el s. XII sobre las ruinas de dos iglesias paleocristianas.

 

Antes de volver a casa, como buen futbolero, hicimos parada para ver el Estadio Marcantonio Bentegodi, donde juegan el Chievo y el Hellas Verona. Pensábamos que podríamos visitar el estadio o echar una ojeada a la tienda, pero no había nada ni ninguna información. Imaginamos que sólo lo tendrán cuando haya partido de alguno de los dos equipos.

Como se puede ver, aunque Verona no sea de las principales ciudades turísticas de Italia, tiene mucha historia y mucho que ofrecer al visitante para un día largo o un fin de semana. Además, no está muy lejos de otros lugares de interés como Sirmione o el parque temático Gardaland, a orillas del lago de Garda.