Día 1: Llegada a Ubud

Día 1: Llegada a Ubud

DÍA 1: LLEGADA A UBUD

Después de Kuala Lumpur nuestro viaje continuó por la paradisíaca y mística Bali.

Llegamos al aeropuerto de Bali al mediodía y lo primero que tuvimos que hacer fue encontrar un taxi o transporte similar del Aeropuerto a Ubud, el pueblo donde habíamos decidido alojarnos. En un principio, probamos de pedir un taxi a través de una aplicación, ya que el precio era fijo y salía económico, pero como no teníamos Internet, no pudimos localizarlo, y finalmente tuvimos que regatear con los taxistas a la salida de la Terminal.

La verdad es que fue una experiencia muy agobiante porque en cuanto se sale del aeropuerto los taxistas te asaltan para intentar llevarte con ellos, además te ofrecen servicios a precios exagerados aprovechando de que no hay alternativa. Aunque les digas claramente que no necesitas su servicio, ellos insisten hasta cansar. Al final, no nos quedó más remedio que regatear con uno de ellos para ir hasta Ubud y encontrar nuestro hotel. El trayecto en taxi duró alrededor de una hora y desde el principio nos sorprendió lo caótica que es la situación en las calles de Bali: hay muchísimas motos y coches en calles muy estrechas y en mal estado. Otro aspecto que nos sorprendió es la manera de conducir, ya que vayas a la velocidad a que vayas, no ponen más que la tercera, así que parece que el coche vaya romperse en cualquier momento.

Una vez llegamos a la ciudad de Ubud, aunque el taxista siguiera quejándose de que el hotel no estaba en la calle principal, insistímos (como nos aconsejaron guías y comentarios de otros viajeros) para que nos llevara a la entrada del hotel, ya que era el servicio que habíamos acordado. Por lo visto, los taxistas siempre intentan dejarte antes de lo establecido para ahorrar. El taxi nos costó unas 300 rupias en total, es decir unos 16€.

Pratama House
Pratama House

Nos alojamos en Pratama House, un hotel familiar situado en una calle perpendicular a la principal (Jl. Raya Ubud), a 5 minutos andando del centro de la ciudad. Lo reservamos porque las fotos de las habitaciones nos gustaron mucho y nos pareció una buena elección en tema de precio/calidad y tampoco queríamos algo justo en el centro. El hotel nos costó unos 17€ por noche con desayuno incluido y resultó ser una óptima elección: la habitación reproducía un pequeño templo, espaciosa y con baño completo, y tenía todo el confort que necesitábamos. Además, también tiene un pequeño porche con una mesa con una tetera, té y café, donde nos servían cada mañana el desayuno.

El porche nos gustó mucho ya que nos fue genial para descansar y tomar aire fresco por la tarde/noche después de los días calurosos. Cómo el hotel era familiar, el trato era muy cercano, y los dueños eran muy majos. Nos ayudaron a organizar los tours y reservar el transporte en ferry hacia las islas Gili.

Porche en Pratama House
Porche en Pratama House

Después de haber descansado un poco salimos para ver un poco el centro. Nos ubicamos con un mapa que nos dieron en el hotel; bajamos hasta la calle principal y comimos algo en un restaurante que estaba justo en la esquina. Aunque no fuera muy tarde, el atardecer en Ubud es bastante pronto y el amanecer mucho más pronto. De hecho, descubrimos que los ritmos de vida en Bali, son muy diferentes a los nuestros: los locales estan acostumbrados a levantarse muy pronto por la mañana, sobre las 5:30h y los niños van a la escuela a las 7. Lo mismo pasa por la noche, el atardecer es mucho más pronto, así que la cena también, y suelen ir a dormir sobre las 9-9.30h de la noche.

Como ya estaba atardeciendo, decidimos dar un paseo por la calle Raya Ubud y recoger alguna información más sobre tours y atracciones turísticas de la ciudad en la “oficina de turismo” (un mostrador con unos chicos haciendo lo que les daba en gana). La única información que tenían era una hoja con todos los tours que se podían organizar con ellos y que al final resultó muy útil.

Vimos desde fuera el mercado central de Ubud y unos cuantos templos en la calle principal, pero como ya era tarde, estaba todo cerrado. Cenamos en otro restaurante del centro y volvimos pronto al hotel para planificar los días siguientes. Para ello nos basamos en la hoja que nos dieron en la oficina de turismo, pero la adaptamos a nuestro gusto: primero decidimos lo que más nos interesaba según la información que habíamos leído en las guías turísticas y en Internet, después elegimos los tours que contenían el mayor número de sitios que queríamos ver; y por último, elegimos los tours según las zonas de Bali. Considerada nuestra posición, decidimos dejar los tours al norte de la isla porque estaban demasiado lejos y optamos por un tour al oeste de Bali, uno al este de la isla, y otro al sur. Decidimos salir de Ubud el tercer, el cuarto y el quinto día, y dedicamos el primer día a las atracciones que Ubud nos ofrecía.

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