Dia 2: Llegada a Porto Torres, Stintino y La Pelosa
Hora y media antes de llegar al puerto nos han ido despertando puerta por puerta un poco salvajemente porque tenían que limpiar los camarotes, lo cual nos ha puesto un poco de mal humor (ya podían avisarlo antes!). Además, no hemos dormido mucho porque aunque no se nota el movimiento del mar, teníamos un temblor que al apoyar la cabeza se notaba mucho y hacía que nos costara coger el sueño.
Tras despertarnos y desayunar un poco en el camarote, hemos esperado una hora en la cubierta 10, en unos sofás, hasta llegar al puerto. Una vez allí, por megafonía han avisado a todos los pasajeros con coche para que bajáramos a recoger el coche. No está muy bien organizado porque si tardas un poco, tu coche puede quedarse allí en el medio barrando el paso a los demás, aunque si bajas rápido, puede que tengas suerte y puedas sacar tu coche rápidamente.
Hemos dejado el puerto atrás y antes de ir hacia nuestro apartamento en Badesi, hemos aprovechado que estábamos cerca de Stintino para visitar la zona. Primero hemos hecho parada en el pueblo para dar una vuelta y almorzar, ya que no sabíamos si después en la playa de la Pelosa habría algun restaurante.
El pueblo de Stintino es muy pequeño, en unos 15 minutos se puede dar la vuelta al centro y ver los dos puertos, Porto Mannu y Porto Minore. Y entremedio de los dos, más o menos, hemos encontrado este restaurante, Lu Fanali, que sirve un poco de todo y es de lo más económico de la zona. La verdad, creemos que ha sido una muy buena elección, ya que hemos probado un plato de pasta típico de Cerdeña y nos ha encantado, y además tiene muy buenas vistas al mar.
Tras comer hemos ido al coche para seguir por la carretera hasta la playa más famosa de la zona, la Pelosa. Y cuando vas llegando te das cuenta que realmente es de las más conocidas y turísticas. A lo largo de la carretera, a tocar de la playa, hay aparcamiento de pago (2€/hora) y continuando por la carretera, un poco más arriba, 1€/hora. Nosotros, tras dar dos vueltas, hemos acabado aparcando arriba y hemos bajado por un caminito, pasando por el medio de un bar y apartamentos, en 5 minutos a la playa.
La sorpresa ha sido cuando hemos llegado a la playa: la playa es preciosa, pero había muchísimos parasoles y ningún espacio para poner el nuestro y tumbarnos. Tras minutos de indecisión y incredulidad por lo que veíamos, aunque no nos gustara nada la idea, conseguimos hacernos un hueco entre parasoles para poner el nuestro. Si hubiera sido en otro sitio o momento, seguro que hubiéramos dado media vuelta y no nos hubiéramos quedado, pero como teníamos poco rato y no conocíamos todavía ninguna otra playa cercana, nos hemos quedado allí.
La verdad es que, aunque siempre esté demasiado llena, merece la pena acercarse porque la playa es increíble; arena fina, agua cristalina y poco profunda.
Nos hemos bañado un rato y tras 3 horas hemos recogido todo para ir pronto al apartamento, ya que la recepción cierra a las 19:30h. Hemos hecho una hora y media de coche y a las 18h ya estábamos recogiendo las llaves del apartamento.
Nos alojamos toda la semana en “Residence Le Onde”, un complejo turistico de apartamentos sencillos con una piscina entre los edificios. La única pega del apartamento es que no tiene horno ni microondas, pero tiene lo suficiente para estar bien la semana. Además, por suerte, nuestro apartamento da a la piscina y conseguimos tener wifi, ya que a los demás no les llega la señal (aunque tampoco tenemos una señal como para tirar cohetes).
Tras dejar nuestro equipaje, hemos ido directamente a descansar media horita en la piscina, nos hemos duchado y hemos hecho una compra general para estos días. Hemos cenado y nos hemos relajado en nuestra terrazita para recuperar fuerzas para el día siguiente.